En la práctica alquímica una edad temprana ayuda a refinar el elixir con mayor rapidez, mientras que para un adulto o una persona entrada en lo que llamamos tercera edad el proceso es más largo y se necesita dedicar más tiempo al proceso de captación y nutrición del principio vital.
En otras palabras, la esencia y la energía de riñón—entendida en este contexto como energía sexual—se encuentran repletas a una edad temprana, en la niñez, de ahí que se denomine a los practicantes que se encuentran en esta etapa como poseedores de una virtud superior: será más sencillo para ellos quemar el combustible original durante la práctica.
Por otro lado, para un adulto será más
importante nutrirse y recuperar esta energía, perdida a lo largo de los
años, no sólo debido al desgaste por una práctica sexual desmesurada,
sino también porque la función renal comienza a ralentizarse a partir de
cierta edad en los varones. Es por esto que se habla de virtud inferior
a edades más avanzadas. Para cubrir esta necesidad lo más importante es
nutrirse de aquello que escasea, es decir, la esencia primordial, que a
su vez riega y nutre, valga la redundancia, el aspecto más original de
la biología humana.
Pues bien, con esto en mente comienzan a cobrar forma poemas como este:
上德無為而入性功,何須修補調虧盈。
La virtud superior no hace nada y entra
en la práctica de la naturaleza. ¿Qué necesidad hay entonces de reparar,
nutrir o regular lo que escasea o lo repleto?
La primera parte de esta frase—la virtud superior no hace nada—aparece también en el Daode jing
y la citamos en la entrada anterior. Si gozamos de virtud superior no
habrá que hacer nada especial para comenzar a practicar la naturaleza,
es decir, la esencia primordial (yuanjing 元精).
Entonces, el
autor se pregunta de forma retórica si es necesario en esas
circunstancias realizar algún trabajo de nutrición o de modificación de
los componentes ya incluidos en el adepto, e.g. los llamados tres
tesoros. Al estar repletos, llenos y no escasear, no hay necesidad
alguna de realizar ningún trabajo previo, de ahí que se recalque la idea
de que “la virtud superior no hace nada”.
En este y otros poemas o
comentarios de frases de textos alquímicos se repite el mismo patrón de
argumentación. Primero, encontramos una afirmación categórica, seguida
de una explicación de su razón de ser, y finamente una pregunta retórica
mediante la cual se vuelve a explicar lo anterior desde otro ángulo.
fuente: www.yuanfangmagazine.com
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